sábado, 10 de julio de 2010

Holanda-España: El convencimiento de ser mejores

Por Pablo Vega.


Cuando el balón empiece a rodar el próximo domingo en el majestuoso Soccer City de Johannesburgo, para muchos españoles y holandeses esta será la última y definitiva de una serie de batallas, de una serie de fracasos y decpeciones que conducen al ( merecido ) triunfo final.

Resulta paradójico que dos selecciones consideradas históricamente como perdedoras se disputen el título mundial, sumándose una de ambas al reducido grupo de siete selecciones que lo han conseguido: Brasil, Italia, Alemania, Uruguay, Argentina, Francia e Inglaterra.

La selección española parece vivir en una nube en estos días, ante la cita más importante de su historia, una final a la que los oranje ya han llegado en dos ocasiones anteriores, perdiendo a pesar de su gran fútbol.

La seña de identidad de ambos conjuntos ha sido el juego ofensivo, algo a lo que los de Van Marwijk ya están acostumbrados históricamente, aunque a los españoles el estilo les haya venido tan solo recientemente, aunque con excepcionales resultados.

Es verdad que a La Roja casi todos la consideran, la valoramos como favorita, pero eso no es óbice para ser conscientes del valor del partido que se va a disputar. El adversario no solo dispone de jugadores de primera talla internacional como puede ser Sneijder, Robben, Van Bommel, Kuyt o Van Persie; sino que por fin se han contagiado de una mentalidad ganadora que les permite guardar su portería y aprovechar al máximo sus posibilidades, con una efectividad pasmosa ( como por ejemplo pasó en el partido de cuartos frente a Brasil ).

Uno por uno la selección de Del Bosque es superior a los holandeses, juego y resultados van de la mano y la autoestima está por las nubes tras el gran encuentro de semifinales frente a Alemania. Esa fue la mejor versión de España en todo el torneo, con un juego coral apabullante que minimizó a la selección más potente hasta entonces y que acababa de machacar a Argentina.

La pegada holandesa tiene su cruz en cierta endeblez defensiva que han intentado remediar con un pivote con De Jong y Van Bommel, pero el problema es que ni Heitinga ni Mathijsen tienen la autoridad y solvencia del tándem Puyol-Piqué.

Una vez más, la clave para los intereses españoles será mantener la solvencia defensiva y conquistar el centro del campo, circulando el balón con rapidez y ayudados por las permutaciones y el juego entre líneas de los delanteros. Quizá aquí esté la única duda de la previa del partido, puesto que todavía no está claro el acompañante de Villa en el ataque: la gran actuación de Pedro frente a los germanos podría afirmarle en la titularidad, pero no es descartable que Torres o Silva actúen desde el inicio.

Ninguno regalará nada al contrario, cada cual con sus armas, parecidas pero con un punto de diferencia que hará que seguramente los españoles lleven el peso del partido y los holandeses se dediquen a apretarles en el centro del campo para lograr transiciones rápidas, comandadas por Sneijder, que finalicen alguno de los de arriba.

Ningun aficionado español podría imaginarse hace nada a su equipo nacional en la final de un Mundial, no digamos el hecho de ser campeones. Pero los complejos se han acabado, las victorias son un espejo del plan de España y el hecho de ser favoritos tampoco debe ser una rémora. Son mejores, y si no ganan la sensación será amarga por el motivo de haber dejado escapar por una oportunidad histórica, pero las sensaciones que nos han producido estos jugadores ya nadie nos las puede quitar.

Suerte, y ojalá veamos un buen partido que ponga el punto final a este Mundial que puede ser inolvidable para 46 millones de españoles.

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