martes, 15 de marzo de 2011

La intrahistoria. Jornada 28. Sin grandes cambios

Por Pablo Vega.

Esta jornada ha dado más de sí por el interés de los partidos que por la trascendencia de los mismos. Sin grandes cambios, pero con resultados para todos los gustos: los que reabren viejas disputas, los que mantienen la emoción y los que pegan un portazo a ciertas aspiraciones. Entre una cosa y la otra están los nervios de los que empiezan a darse cuenta de que el sprint final se acerca: ya sólo quedan diez jornadas.

Es curioso ver como se van repitiendo resultados y circunstancias en encuentros que acaban igual: por ejemplo, el Atlético y el Getafe se adelantaron en dos ocasiones pero acabaron empatando frente a Almería y Athletic, respectivamente. Ambos duelos se caracterizaban por la teórica superioridad de uno sobre el otro: los dobletes de Manu del Moral por parte azulona se vieron contrarrestados por el juego aéreo de los bilbaínos, mientras que los dos goles de Agüero no valieron para aguantar frente a la persistencia andaluza.

En el grupo de las sorpresas se puede decir que están el Zaragoza-Valencia y el Real Sociedad-Málaga. Ganaron los de abajo, con solvencia y mucha claridad. De hecho, ambos hicieron de la necesidad virtud y lograron aturullar a unos valencianos y donostiarras demasiado conformistas (además de que estuvieron por debajo de su nivel habitual).

Luego están las victorias balsámicas que permitan asentar a los que ganan en sus objetivos: el Osasuna en la salvación y el Espanyol en zona europea. La intensidad que pusieron pericos y rojillos, además de los autoerrores visitantes permitieron que se decidiera el partido aunque, eso sí, en Cornellá tardaron más en dar por sentenciado un duelo en el que el Depor aguantó más que los santanderinos (que nunca estuvieron dentro del encuentro).

Finalmente, están otros resultados que dejan la cosa bastante parecida a la jornada anterior, aunque según quién ese punto puede tener más o menos valor. No tienen nada que ver entre sí, pese a las apariencias: el Sporting hizo un partidazo en el Madrigal y fue capaz de empatar en el último minuto (cuando jugaba con nueve hombres). Por cierto, muy mal el arbitraje de Pérez Borbalán, que además perjudicó a los dos. El otro partido estuvo marcado por la escasa puntería y la mala suerte, lo que evitó que cualquiera de los dos pudiera cantar victoria. Pudo pasar cualquier cosa y, al final, lo que sucedió fue un reparto de puntos.

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