Por Iñigo Gómez Zubeldia
Jose María Gutierrez, más conocido como “Guti” se va de la casa blanca como una pieza clave de los últimos 15 años del Real Madrid. Su mejor temporada fue la 2000/01, en la que consiguió 14 goles wn 32 partidos y cuatro goles más en Champions en 12 partidos.
Sinceramente, Guti destacó en la casa blanca por ser uno de los mejores pasadores, imnumerables pases de gol a sus compañeros y sus continuos destellos de calidad. Siempre que estaba èl, había peligro. Era el único que podía ver un pase donde otros lo veían imposible.
Su tema pendiente: la selección española. Este jugador irrumpió en la Liga Española en una época poco adecuada para el rodaje de un gran jugador. Javier Clemente era el jefe de la selección y en ese momento mandaban centrales con gran dominio de balón: Fernando Hierro.
Curiosamente, su número 14 del Real Madrid, fue las veces que participó con la Roja. Su cuenta personal fue de 3 goles, 9 victorias, 3 empates y 2 derrotas. Su último partido como internacional español fue en Almería contra San Marino.
Guti dijo adiós con el cuarto gol de la selección española en la manita que endosaron los españoles a San Marino. Una despedia nefasta debido a una trayectoria pobre con su país. Nunca jugó una final de un gran torneo ni tampoco participó en la generación de jugadores que no se cansaban de tocar y donde él podía haber sido su máximo exponente.
Siempre me llamó la atención su calidad. Hombres como Zidane o Ronaldo se quedaron vislumbrados por el talento natural, discontinuo irregular, pero siempre por encima de muchos.
Guti es un jugador de coletazos, de pases impresionante y de silencios espectaculares. Jugadores con los que cuesta observar en los campos, y con los que se cuentan pocos. Tenía telanto para haber sido uno de los mejores jugadores, pero el fútbol no era tanta su pasión. Le gustaba más la vida que la profesión cerrando pubs, componiendo canciones…
Pero siempre recordaremos esa mirada para elegir el pase perfecto en el momento adecuado, subir la cabeza tirando un taconazo donde todo el mundo hubiera tirado a puerta. Y nos olvidaremos de sus contestaciones o desavenencias a sus entrenadores.
Entró en el Madrid con 9 años y se va con 33. Se despide un genio del pase.
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