No contento con éso, el Atlético parece encaminado hacia el desastre después de una semana en la que no han dado una a derechas. El domingo perdieron 3-0 en el campo del Osasuna dando una imagen indigna, el miércoles se dejaron las escasas opciones que tenían de clasificarse a octavos de final de la Champions en la abultada derrotada contra el Chelsea (4-0) y, finalmente, volvieron a evidenciar la caótica situación del equipo dejándose dos puntos en casa frente a un Mallorca con nueve jugadores (1-1).
Tanta calamidad de un conjunto que ha bordeado siempre el precipicio del fracaso en los últimos años ( pero que en los dos últimos acabó resolviendo favorablemente ) ha supuesto una oleada de críticas del hincha hacia quien gestiona con tan poco acierto el destino atlético: la familia Gil, Enrique Cerezo, García Pitarch y, en este caso ( como tantos otros antes ) el míster Abel Resino.
Como por algún lado debía romperse la cuerda, la cabeza de Abel ha sido la primera en caer.
Un arranque liguero casi impeorable, incluso peor que el año del descenso, y una trayectoria nefasta en Champions ha acabado por quitarle el poco crédito que tenía.
Para corroborar el sainete continuo en el que se ha convertido este club histórico, han montado entre todos un espectáculo bastante desconcertante sobre la elección del nuevo entrenador. Repasemos la cronología de los hechos: el miércoles el Atlético pierde en Londres y se decide la destitución de Abel, el jueves se llama a Laudrup ( la primera opción ) que se opone a ir a entrenar si no es con garantías de un contrato de más de media temporada, por lo que se le descarta de la competencia con el banquillo; Spalletti a punto de fichar por el Zenit les dijo que no podía ser, así que hubieron de fichar a la tercera opción, Quique Sánchez Flores.
Viendo que hoy el Atleti ha jugado contra nueve jugadores durante medio partido, que ha tenido dos penaltis a favor para evitar cualquier mala jugarreta del destino, los aficionados del otrora grande club de la rivera del Manzanares se preguntan: ¿ Dónde te has metido, Quique ?
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