Messi descendió de los cielos para situar las cosas en su sitio. Brendtner marcó el primero para el Arsenal, pero ahí se acabó todo para el conjunto inglés, víctima de la actuación sobrehumana de Leo Messi, autor de los cuatro goles de su equipo. El argentino guió al Barcelona hacia semifinales, donde le espera el Inter de Mourinho. Unos juegan al fútbol, pero este genio, juega contra el mundo.
Parecía al principio un amplio respeto entre ambos conjuntos. Con las defensas muy adelantadas y presión por los dos equipos, hacía presagiar un duro encuentro. Nadie avisaba en los primeros minutos. Se instalaba el silencio.
Poco a poco, aparecían las ocasiones, pero no muy claras. Xavi empezaba a dirigir el control del equipo, bien ayudado por Busquets. Messi amenazó a los cuatro minutos. Latigazo desde la frontal y respuesta del portero del Arsenal, que mandó a córner el fuerte disparo. Sería el primer aviso azulgrana.
Con esta amenaza, el Barcelona se animó, aunque el Arsenal parecía estar bien plantado y mantener el tipo. El dominio del Barcelona era evidente. Mientras tanto, el Arsenal se armaba las líneas ante el campeón. El Arsenal presionaba el centro del campo, sobre todo ante las salidas a veces de los centrales, y esperando algún error de Milito o Marquez. Messi, incansanble y, ésta vez, protagonista de este equipo, ante la ausencia de Iniesta e Ibrahimovic, volvía a advertir. Disparo del argentino que busco la escuadra izquierda de la portería. Se fue rozando el larguero.
El Barcelona apretaba, mandaba en el partido y empujaba con las acciones de Messi. Bojan, bastante vigilado por los centrales del Arsenal, no aparecía mucho. Pero cuando el Barcelona estaba incomodando continuamente el área rival, un contragolpe del Arsenal amargó al Barcelona. Walcott se adentró al área sólo y cedió a Brendtner, que se topó con Valdés, pero después, con suerte, se rehace y marca a puerta vacía.
El Barcelona no se amilanó, no se amedranto. Instantes después, Messi (que ya había amenazado en dos ocasiones), empató el partido. Zurdazo de Messi desde la media luna que entra por la escuadra. No la vio Almunia. Tremendo Leo, sobrehumano.
El argentino apareció cuando el marcador se le puso contra las cuerdas. El Arsenal no se hacía con el mando, y el perfil seguía el mismo. Sometimiento del Barcelona. Messi estuvo apunto de marcar. El argentino pisa área, le rompe la cintura a Silvestre y la manda al lateral de la red.
Xavi, el “arquitecto” combinaba a la perfección a la escuadra delantera y ayudaba a la salida del balón, como bien sabe él. Pero otra vez el “elegido” Messi. Inicia la jugada entre lineas, para Abidal, que centra, el balón muerto en el área y aparece Leo (algo ya habitual), que define a Almunia para poner el 2-1 en el marcador.
El Arsenal no sabía que hacer y Wenger no se lo explica. El culpable, el argentino. Que parecía no bastarle dos goles. Messi recibe entre líneas, pocos metros más adelante de la medular del campo y se adentra al área sólo ante Almunia al filo del descanso. Define con una vaselina inconmensurable. Que barbaridad.
La penosa actuación del árbitro en la primera mitad no se vio perjudicada por el impresionante juego del argentino. Es dios vestido de futbolista, para engañar. Bajó del cielo para el bien del Barcelona.
La vuelta en el segundo período se vio reducida por la espectacularidad de la primera parte. El Arsenal necesitaba apretar, porque debía marcar dos goles para entrar en semifinales. A los diez minutos, llegó la mala noticia. Se lesionaba Abidal, al quedarse clavado en un pase. Le sustituyó Maxwell.
El Barcelona seguía a lo suyo. Combinaciones entre Bojan, Pedro y Messi para provocar oportunidades y poner en aprietos a Almunia. El técnico, Pep Guardiola, decidió cambiar a Bojan por Touré. Un pivote defensivo para arrimar a los centrales y bloquear alguna embestida del Arsenal. Por su parte, el Arsenal arriesgaba las líneas defensivas, lo que podía aprovechar Lionel Messi.
Brendtner, solitario arriba, no podía hacer nada ante una buena defensa bien plantada. Milito y Marquez realizaron un gran papel. Hoy todo eran buenas noticias.
Avanzaba el juego y el Barcelona se hacía dueño del partido y mantenía el balón entre sus pies. Rosicky pudo hacer daño a Valdés. Disparó desde la media luna , con todo a favor, que sale por encima del larguero. Amenazaba, pero no culminaba el Arsenal.
Poco después, Pedrito tuvo su mejor ocasión. Messi, siempre listo en el juego, sacó rápido una falta, sorprendiendo a todos, y Pedro falla con su vaselina. Se salió rozando el palo derecho. A la desesperada, Wenger sacó a Eduardo, que reaparecía después de una larga lesión, por el hecho Rosicky, que no cuajó un buen partido.
Los ingleses esperaban una opción de meterse en el partido, pero se llegaba al final y no había reacción. Messi, que no contento por su partido, deslumbraba con su juego. Jugada “maradoniana”en la recta final del partido de Leo que acaba con un caño dentro del área. Sin palabras.
Para sentenciar el partido y endulzarlo, volvió el genio. Imparable, incontrolable. Leo se marchó de los centrales, prueba a Almunia, responde, pero el rechace queda en sus botas, que fusila entre las piernas de Almunia.
Exhibición de Messi en el Camp Nou que tardará en olvidarse frente al Arsenal. Lo de Messi no tiene nombre ni calificativos posibles. Cuando coge la pelota, parece que juega solo. Es el máximo goleador del Barcelona en esta competición, el primer sudaméricano en marcar cuatro goles en la Champions League y el primero que hace cuatro goles en cuartos de finales ( los anteriores lo hicieron en la Liguilla de la Champions). Estos números asustan. ¡Espectacular!
Parecía al principio un amplio respeto entre ambos conjuntos. Con las defensas muy adelantadas y presión por los dos equipos, hacía presagiar un duro encuentro. Nadie avisaba en los primeros minutos. Se instalaba el silencio.
Poco a poco, aparecían las ocasiones, pero no muy claras. Xavi empezaba a dirigir el control del equipo, bien ayudado por Busquets. Messi amenazó a los cuatro minutos. Latigazo desde la frontal y respuesta del portero del Arsenal, que mandó a córner el fuerte disparo. Sería el primer aviso azulgrana.
Con esta amenaza, el Barcelona se animó, aunque el Arsenal parecía estar bien plantado y mantener el tipo. El dominio del Barcelona era evidente. Mientras tanto, el Arsenal se armaba las líneas ante el campeón. El Arsenal presionaba el centro del campo, sobre todo ante las salidas a veces de los centrales, y esperando algún error de Milito o Marquez. Messi, incansanble y, ésta vez, protagonista de este equipo, ante la ausencia de Iniesta e Ibrahimovic, volvía a advertir. Disparo del argentino que busco la escuadra izquierda de la portería. Se fue rozando el larguero.
El Barcelona apretaba, mandaba en el partido y empujaba con las acciones de Messi. Bojan, bastante vigilado por los centrales del Arsenal, no aparecía mucho. Pero cuando el Barcelona estaba incomodando continuamente el área rival, un contragolpe del Arsenal amargó al Barcelona. Walcott se adentró al área sólo y cedió a Brendtner, que se topó con Valdés, pero después, con suerte, se rehace y marca a puerta vacía.
El Barcelona no se amilanó, no se amedranto. Instantes después, Messi (que ya había amenazado en dos ocasiones), empató el partido. Zurdazo de Messi desde la media luna que entra por la escuadra. No la vio Almunia. Tremendo Leo, sobrehumano.
El argentino apareció cuando el marcador se le puso contra las cuerdas. El Arsenal no se hacía con el mando, y el perfil seguía el mismo. Sometimiento del Barcelona. Messi estuvo apunto de marcar. El argentino pisa área, le rompe la cintura a Silvestre y la manda al lateral de la red.
Xavi, el “arquitecto” combinaba a la perfección a la escuadra delantera y ayudaba a la salida del balón, como bien sabe él. Pero otra vez el “elegido” Messi. Inicia la jugada entre lineas, para Abidal, que centra, el balón muerto en el área y aparece Leo (algo ya habitual), que define a Almunia para poner el 2-1 en el marcador.
El Arsenal no sabía que hacer y Wenger no se lo explica. El culpable, el argentino. Que parecía no bastarle dos goles. Messi recibe entre líneas, pocos metros más adelante de la medular del campo y se adentra al área sólo ante Almunia al filo del descanso. Define con una vaselina inconmensurable. Que barbaridad.
La penosa actuación del árbitro en la primera mitad no se vio perjudicada por el impresionante juego del argentino. Es dios vestido de futbolista, para engañar. Bajó del cielo para el bien del Barcelona.
La vuelta en el segundo período se vio reducida por la espectacularidad de la primera parte. El Arsenal necesitaba apretar, porque debía marcar dos goles para entrar en semifinales. A los diez minutos, llegó la mala noticia. Se lesionaba Abidal, al quedarse clavado en un pase. Le sustituyó Maxwell.
El Barcelona seguía a lo suyo. Combinaciones entre Bojan, Pedro y Messi para provocar oportunidades y poner en aprietos a Almunia. El técnico, Pep Guardiola, decidió cambiar a Bojan por Touré. Un pivote defensivo para arrimar a los centrales y bloquear alguna embestida del Arsenal. Por su parte, el Arsenal arriesgaba las líneas defensivas, lo que podía aprovechar Lionel Messi.
Brendtner, solitario arriba, no podía hacer nada ante una buena defensa bien plantada. Milito y Marquez realizaron un gran papel. Hoy todo eran buenas noticias.
Avanzaba el juego y el Barcelona se hacía dueño del partido y mantenía el balón entre sus pies. Rosicky pudo hacer daño a Valdés. Disparó desde la media luna , con todo a favor, que sale por encima del larguero. Amenazaba, pero no culminaba el Arsenal.
Poco después, Pedrito tuvo su mejor ocasión. Messi, siempre listo en el juego, sacó rápido una falta, sorprendiendo a todos, y Pedro falla con su vaselina. Se salió rozando el palo derecho. A la desesperada, Wenger sacó a Eduardo, que reaparecía después de una larga lesión, por el hecho Rosicky, que no cuajó un buen partido.
Los ingleses esperaban una opción de meterse en el partido, pero se llegaba al final y no había reacción. Messi, que no contento por su partido, deslumbraba con su juego. Jugada “maradoniana”en la recta final del partido de Leo que acaba con un caño dentro del área. Sin palabras.
Para sentenciar el partido y endulzarlo, volvió el genio. Imparable, incontrolable. Leo se marchó de los centrales, prueba a Almunia, responde, pero el rechace queda en sus botas, que fusila entre las piernas de Almunia.
Exhibición de Messi en el Camp Nou que tardará en olvidarse frente al Arsenal. Lo de Messi no tiene nombre ni calificativos posibles. Cuando coge la pelota, parece que juega solo. Es el máximo goleador del Barcelona en esta competición, el primer sudaméricano en marcar cuatro goles en la Champions League y el primero que hace cuatro goles en cuartos de finales ( los anteriores lo hicieron en la Liguilla de la Champions). Estos números asustan. ¡Espectacular!
*artículo publicado en todoftubol.cl
Foto: as.com
Firmado: Iñigo Gómez
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