Habiendo ganado sólo uno de los últimos once partidos, aunque fuera precisamente frente al Real Madrid, el Osasuna corría un grave riesgo de caer en descenso. Cuando se consumó la derrota frente a la Real Sociedad este domingo, la destitución de Camacho era cuestión de horas.
El presidente Patxi Izco, ante la presión de la afición y con los resultados como principal argumento, llamó al entrenador murciano para rescindir su contrato. Las críticas recibidas se habían acentuado en las últimas semanas ante la sensación de que Osasuna se había convertido en un conjunto irregular, apático y, en definitiva, vulgar. Los datos como visitante eran especialmente clamarosos: casi un año sin ganar. Sólo el atenuante del triunfo frente al Madrid había servido para ganar tiempo, pero la decisión de echar a Camacho parecía ya decidida desde hace bastante.
También desde hacía semanas se especulaba con su relevo, José Luis Mendilibar. El ex técnico de Valladolid y Athletic se ha confirmado como la alternativa del presidente y será él el encargado de salvar la categoría. Su contrato alcanzará hasta junio del 2012 y se mantendrá independientemente de lo que pase de aquí hasta este junio, según ha informado el club en un comunicado. Por una parte, este arriesgado movimiento aporta confianza al entrenador pero, en caso de descender, será una decisión que habrá atado de pies y manos a la directiva.
El técnico vasco debutará en casa frente al Espanyol, a un punto de la salvación y con quince jornadas por delante para lograr su objetivo. Esperemos que goce del fundamental apoyo de la grada y de la plantilla (algo de lo que careció Camacho en su última época, especialmente en el primer caso) para sacar adelante una situación que, de forma casi inapelable, necesitaba un revulsivo de este tipo.
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