A estas alturas la mayoría de los equipos tienen claro a lo que pueden y no pueden aspirar en lo que queda de año. Con la Copa casi finiquitada y con las competiciones europeas que ahora vuelven, algunos ya quedaron atrás o, por el contrario, tienen serias opciones de coronar un año que, hasta ahora, no pasa de representar una esperanza que aún no se ha confirmado.
En la Liga un par de resultados te puede echar abajo tus ilusiones o salvarte de una situación complicada pero, faltando casi la mitad del recorrido, es imposible dar algo por definitivo.
Es verdad que se ha agrandado la brecha Madrid-Barça y que, por abajo, también ha pasado algo parecido entre los tres últimos y el resto, pero es que enlazar una racha es cuestión de mentalizarse y ver las 17 jornadas restantes como un reto. También cabría aplicarse para la distancia de cinco puntos que separa al Atlético del Athletic (gracias a la victoria del segundo sobre el primero, 0-2 en el Calderón) de las posiciones europeas.
Pero sí que es verdad que se han dado una serie de resultados que permiten expresar que las cosas están más cercanas o lejanas para algunos. Hablamos del Madrid y el Osasuna, cuyo partido demostró que todavía los pequeños pueden poner en jaque a los dos grandes de nuestro fútbol y dejó a los de Camacho con más margen de maniobra. Hablamos del Villarreal, que ayudado por un zarpazo de Rossi consiguió asentarse como tercero y alejar al Espanyol de zona Champions. Hablamos de un Zaragoza y un Sporting que parecen haber renacido de sus cenizas (muchos les daban por muertos) y ahora incluso ganan a domicilio con cierta solvencia.
Aparte de esto, nos quedamos (cómo no) con el auténtico toma y daca que supuso el Deportivo-Sevilla, cuyo resultado final es un reflejo del reconocimiento que merecen ambos, aunque puedan haberse quedado insatisfechos. Uno se adelantó, el otro remontó con uno menos tirando de la épica y, finalmente, un gol polémico daba un merecido empate a los locales. Mejor quedarse con lo bueno.
Lo mismo pueden pensar equipos que hicieron meritorios partidos pero acabaron sucumbiendo ante rivales superiores, como pasó con el Hércules frente al Barça o el Almería frente a la Real. Igualmente, el Levante demostró que va a dar batalla por salvarse y derrotó al Getafe, pero este resultado dejó a los primeros casi como estaban en la tabla y, prácticamente, tampoco supuso un perjuicio a los segundos por el mismo motivo.
Finalmente, el empate entre dos conjuntos como el Racing y el Valencia no hizo sino ejemplificar lo que yo defiendo: que en esta Liga hay menos diferencias de las que algunos piensan y que sigue habiendo por jornada suficientes duelos con emoción y alternativas como para comparar esta competición con la Liga escocesa.
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