En las semifinal del trofeo del Mundial de Clubes, celebrado en Abu Dhabi ( en los Emiratos Arabes Unidos ) durante esta semana, el Barcelona se impuso por 3-1 al campeón de la CONCACAF, el mexicano Atalante.
Fue un partido marcado en la primera parte por los errores y en las imprecisiones en el balón por parte de ambos, más marcado en los mexicanos pero sorprendente en un Barça que no sabía hacerse con tranquilidad con el partido como en otras ocasiones.
La defensa falló en la primera jugada de peligro de partido y así, a través prácticamente de un saque de puerta, el campeón centroamericano se encontró ganando. Afortunadamente, sus intentos ofensivos posteriores se limitaron a pases en largo en el que se aprovechaban de su velocidad y de su ( mejor ) condición física para poner en un brete a la retaguardia barcelonista.
Aun así, su altura no era suficiente y se mostraban constantemente en inferioridad ante los corners y los centros se colgaban hacia su área. Así, en el rechace de un saque de esquina Busquets empató antes del descanso.
Con Messi y Piqué en el banquillo, Guardiola se guardaba un par de buenas bazas para la segunda parte y no tardó en aprovecharlas. El argentino fue recibido por el campo como un héroe y alteró completamente el estado del partido: su salida aumentó la circulación en el centro del campo al desplazar a Iniesta al centro e Ibra encontró el socio que le había faltado hasta entonces.
Tras una asistencia genial del sueco, Messi superó al portero y al último defensa y remató a placer. Desde entonces, el tempo del partido se ralentizó y el Barcelona recuperó su mejor versión, tocando y llegando con facilidad a puerta frente a un Atalante que bajó los brazos definitivamente con el gol de Pedro ( que ha marcado en todas las competiciones este año ).
El Estudiantes argentino espera en la final el sábado después de haber ganado 2-1 en su semifinal al campeón asiático. El Barça espera que los argentinos no le amarguen un año perfecto.
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