Desde hace varios años en la Premier League los aficionados se han quejado de la distancia abismal que existía entre los denominados “grandes” y el resto de los equipos. En esta temporada es todo lo contrario, el aficionado se sienta delante del televisor o acude al campo con la sensación de que cualquiera puede ganar a cualquiera y de que el factor campo no es tan determinante como en ediciones anteriores.
El único que todavía puede presumir de aquella antigua superioridad es el Chelsea. Es casi un ritual anual ver cómo Arsen Wenger trae cada año un equipo joven, talentoso y cargado de ilusión para que el experimentado equipo “blue” los deje jugar un rato con la pelota en el verde parque de Stamford Bridge, hasta que el Drogba de turno decide terminar el recreo destrozando la portería de los peques y manda nuevamente a los “gunners” de vuelta a casa con los bolsillos vacíos y con la sensación de que todavía son muy jóvenes para jugar con los mayores.
En el otro extremo de la tabla el Everton por fin consiguió su primera victoria en liga. Cuando ya empezaban a sonar las sirenas de alarma, los chicos de David Moyes visitaron St.Andrew para derrotar por 0-2 al Birmingham, derrota que supone la primera para los “blues” en casa desde septiembre del año pasado.
El Stoke sigue intentando transformar su juego rácano, feo y de pelotazo largo al área, en un fútbol mínimamente decente con el talento que aportan Jones, Pennant o Gudjohnsen.
El Blackpool vivió un día histórico al vencer a un depresivo Liverpool en Anfield. Si tenemos en cuenta que el marcador del segundo gol del Blackpool fue Lucas Varney, quien la temporada pasada luchaba por no descender de la Championship con el Sheffield Wednesday, estaréis de acuerdo conmigo en reconocer que Ian Holloway debe de estar haciendo algo digno de elogio con los “seasiders”. Un Liverpool que cae a puestos de descenso con “the Kop” coreando el nombre de Kenny Daglish con la esperanza de que ocupe el lugar de Roy Hogdson y conduzca la nave “red” a los puestos altos de la tabla.
El Manchester United no pudo pasar del empate sin goles ante el Sunderland, un empate que hace que los “red devils” sigan sin saber lo que es ganar a domicilio en la Premier League. Esteve Bruce, sin embargo, puede sentirse muy satisfecho del empate y de ver cómo su equipo ha salido airoso de su Tourmalet particular, puntuando ante Arsenal, Liverpool, Manchester City y Manchester United. Parece que esta temporada los “Black cats” van en la dirección correcta para obtener una recompensa en forma de Europa a final de temporada.
El partido entre el Manchester City vs Newcastle no será recordado por la victoria que aupó a los “citizens” a la segunda posición de la tabla, sino más bien por la entrada terrorífica de Nigel de Jong en la que le rompió la pierna del francés Hatem Ben Arfa.
Misma historia en el partido en el que el Wigan ganó a los Wolves, con la diferencia de que en la entrada de Henry a Jordi Gómez no hay lesión por medio y Henry es expulsado, tal y como debería haberle sucedido a Nigel de Jong.
El West Ham sigue mostrando su mejoría una jornada más, la conexión entre Victor Obina y Frederic Piquionne esta dándole unos resultados magníficos al israelí Avrant Grant, aunque sigan ocupando el ultimo puesto de la tabla.
Por último, el Aston Villa de Gerard Houllier apunto estuvo de dar la campanada en su visita a White Hart Lane, los “villanos se las prometían felices al adelantarse con un gol del joven Marc Albrighton, hasta que Rafael van der Vaart apareció en escena para dirigir a los “spurs” con dos goles hacia la victoria.
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