Resulta curioso que al empezar la segunda vuelta prácticamente todos los encuentros (menos el Getafe-Espanyol) se hayan despachado con una victoria local. Han vencido casi todos los de arriba y los de abajo, por lo que la cosa se aprieta en zona europea y en la lucha por evitar el descenso. Entre los seis puntos hay sólo una diferencia de cuatro puntos, mientras que entre el Athletic, ahora sexto, y el Getafe (en el décimo puesto) existen sólo cinco.
Sin embargo, las dudas se siguen acrecentando sobre los de siempre o, al menos, los que ya venían algo tocados de las últimas semanas: Atlético de Madrid, Osasuna, Deportivo, Getafe (que todavía no ha ganado en el 2011 y está encajando demasiados goles últimamente) e incluso un Real Madrid que sufrió para derrotar al Mallorca en casa. Ninguno convenció e incluso ve como su situación se va complicando a medida que pasa el tiempo, especialmente en el caso del equipo navarro y de su entrenador Camacho. Si la reacción no llega, la temporada puede terminar en fracaso para cualquiera de ellos.
Por otro lado, y sin ton ni son, se valora muy positivamente la trayectoria reciente de Athletic (que vuelve a posiciones europeas de mano de una goleada fruto del acierto de los Llorente y compañía), un Sevilla que escala posiciones gracias a un hat trick de Luis Fabiano y, como no, la gran mejoría en equipos que han sabido revertir su dinámica negativa: Almería, Zaragoza y Sporting. Incluso estos dos últimos, en la UVI en Navidades, ya han abandonado el descenso tras ganar por la mínima a los ya referidos Deportivo y Atlético, respectivamente.
Finalmente, también se constatan ciertas ideas y verdades que, aunque no sean totalmente comprobables, parecen imponerse con el tiempo. La trayectoria triunfal de Villarreal y Barça, que siguen dando lecciones de fútbol día sí y día también, por ejemplo. También que el Espanyol ahora también destaca a domicilio, lo que le permite afianzarse como serio aspirante a la Champions.
Pese a ello, también encontramos elementos desconcertantes que dan vida a una competición que algunos siguen viendo como la liga escocesa, quizá por el excesivo protagonismo mediático y futbolístico de las dos superpotencias Madrid y Barcelona. Me refiero, en esta ocasión, al totalmente inesperado e imprevisible resultado del duelo entre Valencia y Málaga. Sabiendo que uno llegaba como cuarto y otro casi en descenso, vimos como los malaguistas se adelantaban dos veces en el marcador. Posteriormente, los ché lograron dar la vuelta a la tortilla gracias a que los visitantes jugaban con dos menos pero estos, aun así, lograron empatar y tuvo que ser Soldado el que apagara el incendio (al igual que otros similares en las últimas jornadas) en Mestalla. Los andaluces se quedaron doloridos porque jugando bien, y con el handicap de la inferioridad, casi pudieron ganar: ¿qué habría pasado si en vez de eso hubieran sido once contra once?
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