El Real Zaragoza se acogerá, previsiblemente, a la famosa “Ley Concursal” en cuanto se cierre el mercado de fichajes de invierno. El club maño se declarará, de esta forma, incapaz de hacer frente a la deuda de más de 90 millones de euros que tiene que afrontar antes del 30 de junio de 2010, según informó Aragón Radio.
La salida y entrada de jugadores de la primera plantilla del Real Zaragoza está impidiendo, por ahora, que el club se declare en quiebra. La razón no es otra que los malos resultados deportivos que está cosechando el primer equipo, que se encuentra, actualmente, en la penúltima posición de la clasificación de la Primera División española.
Dada la situación deportiva, en la que el club maño está reviviendo, dos años después, el más que probable descenso de categoría, el presidente del Real Zaragoza, Agapito Iglesias, está reestructurando la plantilla con los pocos recursos que tiene a su disposición para intentar evitar un descenso que podría llegar a dejar a este histórico club al borde de la desaparición como sociedad anónima.
La Ley Concursal ya no le resulta extraña a nadie en el mundo del fútbol español. De hecho, en Primera División, hay tres equipos que se encuentran en esta situación: el Xerez, el Málaga y el Sporting de Gijón. En Segunda División, los casos son todavía más habituales: el Levante, el Celta o la Real Sociedad son algunos ejemplos .
La entrada de los administradores concursales provocaría una consecuencia inmediata en el Real Zaragoza: la liquidación total de la deuda que, según fuentes oficiales del club se sitúa en 100 millones de euros, mientras que la Asociación de Pequeños y Medianos Accionistas del Real Zaragoza la sitúa por encima de los 150 millones. Con este fin, algunos de las herramientas más utilizadas son la venta del patrimonio deportivo (jugadores), una exorbitante reducción de gastos, cerrar el grifo de inversiones dedicada a fichajes y un presupuesto que permita llegar con los máximos beneficios posibles a final de cada temporada.
Por otro lado,la política deportiva en estos casos se basa, principalmente, en confiar en los jugadores
de las categorías inferiores. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta necesaria venta de jugadores y la economía de guerra que impide sustituirles con fiabilidad suele condenar a los equipos que se encuentran en Ley Concursal a la Segunda División.
Firmado: Carlos Larroy
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