Por Alex Barbero
El mundo del fútbol se ha vuelto a ver sacudido por una noticia ajena al espectáculo. Cuando se hablan de enfermedades de tal calibre como un tumor, un escalofrío recorre nuestra espalda. Y es que al hablar de futbolistas, pensamos que son seres a los que nada les puede afectar, superhombres que se libran de los males humanos. Y no es así.
Eric Abidal se ha visto golpeado por la tragedia en el que posiblemente sea el mejor momento de su carrera. El futbolista más en forma del equipo culé junto a Leo Messi es indiscutible para Pep Guardiola en su esquema defensivo. Ya sea de lateral o haciendo las veces de central, el francés ha demostrado una forma física inaudita hasta ahora.
Nunca se le ha colgado el cartel de imprescindible. Su puesto se veía como uno de los pocos que se podría mejorar. Con apariencia firme, pero sin un ingenio ofensivo latente, se ha ido desenvolviendo a la perfección en la banda izquierda culé. Este año se ha destapado de manera inverosímil, atacando cuando era necesario, culminando jugadas y centrando de manera eficiente. Todo ello correspondido con una fabulosa disciplina defensiva que le convierten en uno de los mejores en su puesto.
Esta temporada además se ha visto obligado a jugar de central, una posición que casi le era olvidada, pero que ha recordado a las mil maravillas. Allí ha demostrado que no tiene tantas carencias como se le intuían. Saca el balón con solvencia e inteligencia. Juega correctamente, no habilita espacios a los rivales, es infalible en el uno a uno y además siempre va veloz al corte. Un defensa muy correcto que se anima a intervenir en la creación del juego.
Este mazazo habrá afectado de manera insospechada al Barça en todos los sentidos. Pierde para un tiempo indefinido a un grandísimo futbolista, y sus compañeros a un gran amigo. En estos casos no hay bufandas ni escudos, solo un sentimiento humano de comprensión. Todo el mundo espera que la recuperación del francés sea óptima, que no haya complicaciones de ningún tipo, que derrote a este rival tan poderoso de la manera más eficaz posible y que vuelva pronto a alegrarnos con su presencia en un terreno de juego. Ánimo y fuerza Eric, que saldrás de esta.
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