No vale un segundo de respiro, no vale una pausa tranquilizadora. Muchos equipos vieron esta jornada como, a pesar de empezar ganando, sus adversarios se rehicieron a tiempo y lograron ganar o al menos empatar. Los ejemplos del Levante, Atlético, Valencia, Villarreal o Málaga demuestran que, seas grande o pequeño, la hora de las concesiones ya ha pasado. Todos luchan ahora hasta el final.
Me llamó la atención que el partido entre los dos equipos que ocupan los dos últimos puestos de la clasificación se resolviera así. No porque fuera un encuentro disputado al máximo, si no porque la presión sobre el Málaga era muy grande como para pensar que, con el 0-1, no se iba a venir abajo. Gracias a su triunfo logra engancharse a la lucha por la salvación (ahora está a dos puntos) y, en consecuencia, deja muy tocadas las aspiraciones almerienses. Maresca y Ulloa fueron los protagonistas, para lo bueno y para lo malo, de este duelo casi fraticida.
Otro partido por la zona baja de la clasificación que culminó con una remontada balsámica para los locales fue el Levante-Osasuna. Mendilíbar se estrenó como técnico osasunista fuera de casa, pero el equipo siguió mostrando las nefastas costumbres de siempre a domicilio: no supieron aprovechar el gol de Pandiani, les faltó intensidad y personalidad, mostró inseguridad defensiva. Por su parte, los valencianos se reengancharon entre el final de la primera parte y el principio de la segunda, concretando su dominio general.
Los inútiles empates en los partidos Hércules-Getafe y Sporting-Zaragoza también demostraron que existe mucho miedo a dejarse los tres puntos por parte de ciertos equipos. Aunque los locales hicieron algo más en ambos casos, la falta de desparpajo les privó de ponerse por delante y dejó a los cuatro equipos en una situación que no les vale a ninguno para estar tranquilos.
El resultado más contundente de la jornada 25 fue la contundente goleada del Espanyol (los pericos se rehicieron tras cuatro jornadas para olvidar, consolidándose en la zona europea) a la Real Sociedad. Los locales mostraron las armas que hicieron de Cornellá un fortín hasta hace no mucho, e incluso Kameni se lució en un par de ocasiones. La Real estuvo inoperante, especialmente en el segundo tiempo.
Y ya en la zona alta, en la que los equipos se disputan los puestos de Champions o el privilegio de estar aspirando a zona europea, encontramos resultados significativos como el triunfo del Valencia en San Mamés que se hizo remontando a un rival directo. Los de Emery firmaron una segunda parte notable y se vieron recompensados: Mata y Jonás sacaron petróleo del bajón físico de unos leones que desperdiciaron en este partido una oportunidad de oro.
Antes de esto, el Villarreal empató a dos tantos contra el Racing, al igual que pasó entre Atlético de Madrid y el Sevilla. El partido de Santander fue ciertamente traumático para unos locales que fueron por delante desde muy pronto y vieron como, en el último momento, debían conformarse con un empate frente a unos castellonenses a los que habían dominado en todo momento. El Racing se topó con un Diego López impecable, que compensó las ausencias y los excesivamente tardíos cambios de Garrido.
Por su parte, el Sevilla fue ganando en Madrid con la sensación de que, al final, el encuentro podía caer de cualquiera de los dos lados. Sin mucho fútbol pero con gran intensidad, con Reyes y Negredo respectivamente como estrellas, colchoneros y sevillistas se enzarzaron en unos trepidantes 90 minutos que dejaron un buen sabor de bocas a ambos pero, especialmente, al Atlético (que de haber perdido habría quedado muy tocado).
Me llamó la atención que el partido entre los dos equipos que ocupan los dos últimos puestos de la clasificación se resolviera así. No porque fuera un encuentro disputado al máximo, si no porque la presión sobre el Málaga era muy grande como para pensar que, con el 0-1, no se iba a venir abajo. Gracias a su triunfo logra engancharse a la lucha por la salvación (ahora está a dos puntos) y, en consecuencia, deja muy tocadas las aspiraciones almerienses. Maresca y Ulloa fueron los protagonistas, para lo bueno y para lo malo, de este duelo casi fraticida.
Otro partido por la zona baja de la clasificación que culminó con una remontada balsámica para los locales fue el Levante-Osasuna. Mendilíbar se estrenó como técnico osasunista fuera de casa, pero el equipo siguió mostrando las nefastas costumbres de siempre a domicilio: no supieron aprovechar el gol de Pandiani, les faltó intensidad y personalidad, mostró inseguridad defensiva. Por su parte, los valencianos se reengancharon entre el final de la primera parte y el principio de la segunda, concretando su dominio general.
Los inútiles empates en los partidos Hércules-Getafe y Sporting-Zaragoza también demostraron que existe mucho miedo a dejarse los tres puntos por parte de ciertos equipos. Aunque los locales hicieron algo más en ambos casos, la falta de desparpajo les privó de ponerse por delante y dejó a los cuatro equipos en una situación que no les vale a ninguno para estar tranquilos.
El resultado más contundente de la jornada 25 fue la contundente goleada del Espanyol (los pericos se rehicieron tras cuatro jornadas para olvidar, consolidándose en la zona europea) a la Real Sociedad. Los locales mostraron las armas que hicieron de Cornellá un fortín hasta hace no mucho, e incluso Kameni se lució en un par de ocasiones. La Real estuvo inoperante, especialmente en el segundo tiempo.
Y ya en la zona alta, en la que los equipos se disputan los puestos de Champions o el privilegio de estar aspirando a zona europea, encontramos resultados significativos como el triunfo del Valencia en San Mamés que se hizo remontando a un rival directo. Los de Emery firmaron una segunda parte notable y se vieron recompensados: Mata y Jonás sacaron petróleo del bajón físico de unos leones que desperdiciaron en este partido una oportunidad de oro.
Antes de esto, el Villarreal empató a dos tantos contra el Racing, al igual que pasó entre Atlético de Madrid y el Sevilla. El partido de Santander fue ciertamente traumático para unos locales que fueron por delante desde muy pronto y vieron como, en el último momento, debían conformarse con un empate frente a unos castellonenses a los que habían dominado en todo momento. El Racing se topó con un Diego López impecable, que compensó las ausencias y los excesivamente tardíos cambios de Garrido.
Por su parte, el Sevilla fue ganando en Madrid con la sensación de que, al final, el encuentro podía caer de cualquiera de los dos lados. Sin mucho fútbol pero con gran intensidad, con Reyes y Negredo respectivamente como estrellas, colchoneros y sevillistas se enzarzaron en unos trepidantes 90 minutos que dejaron un buen sabor de bocas a ambos pero, especialmente, al Atlético (que de haber perdido habría quedado muy tocado).
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