Estos partidos tienen poca historia. La goleada era lo más previsible y ambas selecciones interpretaron su papel a la perfección. Lógicamente, si nosotros perteneciéramos al diminuto Principado centroeuropeo ( 35000 habitantes, poco más que Soria ) habríamos rezado para que cayeran los mínimos goles posibles. Fueron cuatro, pero pudieron ser muchos más..
España vivió con placidez el comienzo de un nuevo camino, pasada ya la resaca mundialista, hacia la conquista de la Eurocopa de Polonia y Ucrania en el 2012. Pese a la manifiesta endeblez del rival, ni siquiera Del Bosque se confió y puso a lo mejor que tenía. Un once tipo casi calcado al del Mundial de no ser por la ausencia de Puyol en el centro de la zaga, lugar que ocupó el invicto Marchena. El equipo, por tanto, sólo tuvo que tirar de sus característicos automatismos para conseguir un triunfo cómodo y en el que los goles fueron cayendo mientras La Roja no cesaba de atacar.
El combinado local se las veía y se las deseaba para no dar dos pases seguidos sin que Busquets, Xabi Alonso, Xavi o Iniesta se volvieran a hacer con el balón y, rápidamente, asistieran a un inspirado Torres o a un Villa que volvió a partir desde la izquierda para descentrar la labor defensiva de los centrales Oehri y Stocklasa. Mientras, el portero Jehle salvó diversas oportunidades que hicieron que el marcador hubiera podido ser mucho más amplio.
Incluso lo que vendría a ser la "segunda unidad" de los españoles tuvo opción al lucimiento. La comodidad del partido nos remitía a lo que era el duelo: la campeona del mundo contra una selección semiamateur. Por eso, los Pedrito, Cesc o Silva no dejaron de hacer lo que mejor sabían y siguieron agujereando al rival con pases, asistencias, internadas por la banda y, en el caso del canario ( que seguramente no estará pasando su mejor momento profesional como suplente del Manchester City ), marcando.
Al final, lo anecdótico se impuso a lo formal, debido a la enorme diferencia y lo inevitable del marcador. El espectador se preguntaba si la selección podría llegar a la media docena o si Villa aprovecharía la oportunidad para sobrepasar a Raúl como máximo artillero nacional. Ni una cosa ni la otra: se quedaron cerca ambos, pero la definición falló y el Guaje se quedó a un gol de la igualada, a pesar de su habituable voracidad.
Mayor reto le espera a España dentro de tres días, cuando se verá las caras contra la siempre temible Argentina. Pese a ello, pese a jugar fuera de casa y pese hacerlo en la Monumental frente a una doblemente campeona del mundo, nadie puede afirmar con sinceridad que la albiceleste sea mejor que España. Otra cosa es lo que pase sobre el campo pero, si las cosas siguen así, se podría conseguir un histórico triunfo en tierras porteñas.
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