La gran actuación de los españoles en la jornada inicial de la Champions se ha visto "compensada" por una muy negativa imagen de los equipos que participan en la Europa League.
Sólo el Getafe consiguió amarrar una victoria, sufrida y con poco que destacar, mientras que tanto Atlético, Villarreal como Sevilla protagonizaron batacazos de distinta magnitud, pero contra rivales que, desde luego, no se puede decir que sean superiores a los nuestros.
La ventaja es que, al ser la jornada inicial de la fase de grupos, todavía hay tiempo para una rectificación que estamos confiados que puede llegar.
Empezando por el Atlético, vigente campeón de este torneo, que cayó merced a un gol de Javito (otro jugador español que se busca la vida en Grecia) ante el Aris de Salónica. Los de Quique dejaron de lado su gran forma liguera y volvieron a sufrir con un centro del campo con poca autoridad, además de practicar un juego más conservador que de costumbre. Fueron a remolque todo el encuentro, con un Aris que, para colmo, finalizó mejor.
El Sevilla sigue sufriendo en Europa, a diferencia de antaño, y sigue sin encontrarse a gusto en su campo cuando se disputa competición europea. El PSG, un equipo francés de segunda fila, fue mejor y demostró más cualidades que las de todo un cuarto mejor equipo de la Liga española. Erding y Nené remataron a unos sevillanos sorprendentemente resignados a su suerte.
Por su parte, el Villarreal fracasó ante un conjunto muy serio que sacó ventaja de que muchos suplentes del conjunto castellonense salieran de inicio. Los del submarino amarillo fueron superados en ambas áreas de forma suficientemente clara como para que ni siquiera los cambios surtieran efecto. Cuando Senna fue expulsado los de Garrido tiraron definitivamente la toalla.
Para terminar con lo medianamente positivo en una jornada para olvidar, el Getafe supo remontar un resultado adverso gracias al mando en plaza de un inspirado Casquero en la segunda mitad. El Odense portugués tampoco planteó mucha resistencia y se vino abajo en cuanto los locales hallaron la inspiración perdida. Lo peor: la falta del público en el Alfonso Pérez.
La parte buena es que sabemos que todos ellos pueden dar más de sí, sólo que ahora ya casi no se podrán permitir más malos encuentros como los realizados hoy. Esperemos que esto no pase.
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