Por Iñigo Gómez Zubeldia
Es sabido que los "pitos" en un estadio de fútbol son sinonimo de descontento, insatisfecho con el juego. Eso es lo que se pudo oir este sábado en el Santiago Bernabeu. El sentir madridista, exigente con el juego y con la victoria, apático con la falta de agresividad y entrega, y emocionado cuando lo dan todo en el campo y,en especial, inflexible cuando no dan espectáculo y se muestran espesos en ataque.
El Real Madrid se enfrentaba en la segunda jornada de Liga ante Osasuna. En principio, rival asequible, que no tendría muchos problemas en solventar y resolver el encuentro. Pero no fue así. Osasuna planteó un partido defensivo, bien colocadas las líneas defensivas con Damía, estelar en el lateral derecho. Las envestidas de Cristiano Ronaldo por su banda eran paradas con facilidad por el jugador rojillo.
El Real Madrid sigue negado de cara al gol. La primera parte evidenció un juego pobre, con poca intensidad y un ritmo lento. El dúo en el centro del campo, Xabi- Khedira no se entendían. La ausencia del jugador donostiarra se empieza a notar: tiende a bajar a los centrales y se abusa del balón aéreo.
Y comenzaron los pitidos en el Bernabéu. Yo no soy quien para decidir si se debe silbar al equipo, pero tengo claro, que debemos tener paciencia. Solo llevamos 2 partidos de Liga y se debe confiar en el trabajo de Mourinho que demuestra la madurez y el cariño hacia un equipo. Tener la desconfianza de los aficionados sobre el trabajo continuamente es abusivo, desconcertante. Eso sí, cada uno puede expresar lo que quiera. Ya perder la esperanza en el equipo y en el entrenador es volver a la temporada pasada. Déjen un tiempo demostrar la calidad que atesora este Real Madrid.
Es verdad, que parece que está en proceso de cimentación. Faltan horas de entreno, recorrido y para mí con mejor plantilla que la del año pasado. Cuenta con españoles, fichajes mediáticos del Mundial de Sudáfrica. Sólo falta engrasar el ritmo perdido en las vacaciones.
En la segunda parte, El Real Madrid comenzó enchufado. Y a los pocos minutos de la reanudación, una contra madridista después de una falta cerca del área para Osasuna provocó el único gol. Özil, determinante en el partido, coordinó el contragolpe para que Carvalho aprovechando un rechace de Ricardo marcara el primer gol. Pero, aún estando delante en el marcador, el Real Madrid no encontró el hueco perfecto para asediar el área rival. Y, sobre todo, se chocó con el mejor del partido, Ricardo. El guardameta de Osasuna desquició a la delantera madridista: Higuaín desaprovechó dos oportunidades claras.
Hay que reconocer que el Real Madrid no jugó bien en Mallorca ni contra Osasuna, pero como bien dijo Mourinho en rueda de prensa: 2 partidos, 0 goles en contra y 0 parados. Aparente tranquilidad. Aún así, el Real Madrid está muy lejos en el apartado ofensivo, pero repito: paciencia. Mourinho es capaz de revolucionar este equipo y llevarlo a lo más alto, como acostumbra en todos los equipos que ha dirigido. Luego, si a mediados de temporada seguimos igual. Protesten.
Osasuna realizó una gran tarea defensiva
Osasuna tampoco amenazó ante un débil Real Madrid. Se dedicó a quedarse atrás a verlas venir. Además Camuñas y Juanfran, inoperantes en la primera mitad. Si no aparecen las bandas, lo más destacado en Osasuna, más complicado es acercarse al área teniendo como ariete en solitario a Aranda. La inclusión de un sólo delantero pronosticaba poca intensidad ofensiva. Y se notó. Aranda no apareció casi en todo el partido, estuvo muy controlado por Pepe y Carvalho. Deben mejorar en la tarea del centro del campo: Nekounam no imprimió organización del juego y Puñal estuvo más atento de ayudar a los centrales. Soriano, el que supuestamente, llevaría el peso del partido para dar transición al juego en mediapunta, estuvo desaparecid. Eso sí, en defensa ayudó continuamente. Osasuna no fue agresivo en los mmentos que el Real Madrid cedió la pelota, se quedó atrás y no repliegó líneas al contraataque. Pobre jugo de Osasuna.
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