El Racing de Santander se midió ayer contra el Atlético de Madrid en la vuelta de Semifinales de Copa. El Sardinero se vistió de blanco por la intensa nevada que cubrió la ciudad de Santander, dejando un paisaje vistoso. El Atlético venía con las tareas hechas, al golear 4-0 en su estadio, y dejar la eliminatoria muy decicida.
Pero si nos fijamos en las estadísticas, la cosa podría cambiar a favor del Racing. El 11 de febrero el Racing siempre goleaba. En 2001 vapuleó al Barcelona (4-0) ante la sorpresa de Kluivert, Luis Henrique y Xavi. Pero antes, en 1995, le dió un revolcón al Dream Team de Cruyff (5-0).
Aferrados a la victoria y goleada, el público no perdió las esperanzas y se completó el aforo posible en el Sardinero con un ambiente de gala en las gradas. . El partido comenzó de maravilla para los racinguistas: el sueño cumplido. Así fue. Para alegría de los asistentes, el primer gol cayó del cielo a favor del Racing. En propia puerta Valera, ex- jugador del Racing, le quitó el balón de los puños a De Gea sin necesidad. No podían ponerse mejor las cosas.
La pesadilla rojiblanca fue corta. A los cinco minutos, Moratón retomó el favor despejando a su propia meta una falta centrada por Reyes. Las ilusiones racinguistas se desvanecieron. El Racing necesitaba 5 goles más y eran imposibles conseguirlos. Canales, irrepochable y dinámico a balón parado, aparecía por el área rival, pero conforme avanzaba el tiempo, Tiago y Assunçao se hacía con el dominio del campo sin apenas resistencia.
Agüero, discreto durante todo el partido, al contrario que la ida, dejo algún detalle de calidad, pero sin un esfuerzo máximo: un suave cabezazo que paró Mario y otro que estuvo apunto , pero le faltó centímetros para marcar. Apesar de la tranquilidad que mostraba en el campo marcó la diferencia, secundado por Jurado. Munitis, por el contrario, incisivo y agotador, inquietaba a la defensa en sus embestidas por la banda derecha. Aún así, no creó tanto peligro los centros medidos por el capitán racinguista.
Reanudado el descanso, ambos equipos no salieron a matar el partido, con la mentalidad de dejar terminar el tramite. Colsa intentó mantener el balón y dirigir al equipo, pero disminuían las fuerzas y el cansancio presente en el jugador. Agüero apareció con un preciosa jugada al devolver una pared, que comenzó Jurado, y le dejó solo ante el portero. El andaluz se resarcía en su partido 100 con el Atlético, tras varios partidos pobres en su rendimiento, y determinó con mucha clase con la pierna exterior del pie derecho.
Con el 1-2 estaba todo resuelto. Sólo un milágro haría del Racing finalista de la Copa del Rey. La expusión de Christian en el min. 68 (sin polémica) por un fuerte codazo a Ibrahima acomodó al Atleti para festejar el pase a la final y aguar la fiesta al racinguismo.
Xisco y Tchité aprovecharon los errores de De Gea y de Perea para invertir el marcador en la recta final del encuentro. Se mostraron al final, cuando todo estaba decidido.
El Racing se quedó otra vez por segunda vez a las puertas de la final, con la miel en los labios por no dedicar esta final a los aficionados, que sin ellos, no hubieran llegado a donde están. No hay que darse por perdidos, y esperar algún día vivir una esperada final. Por su parte, el Atleti jugará su decimoctava final. Llevaban diez años sin jugar una final, y catorce de ganar la última. Casi nada. La fiesta pondrá brillo ante una oxidada Neptuno.
Firmado: Iñigo Gómez
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