El Real Madrid, con la misma alineación que la anterior jornada (contra el Deportivo), se exhibió en una brillante primera parte. El Espanyol, perseverante y mediocre durante todo el partido, concedió tres goles y una sinfín de oportunidades. No resistió a un equipo, que con merecimiento, debió ganar. La primera parte, el Real Madrid solventó a las maravillas, con un juego de tiralineas y buenos remates.
Como siempre, Raúl, que salió de titular, acompañado de Benzema, se encargó de casi todos, pero los goles los anotaron Sergio Ramos y Kaka, que finalizó con una sequía preocupante. El tercero fue a cargo de Higuaín. Sigue a gran nivel.
El conjunto merengue no se puso nervioso, ante la presión por la victoria azulgrana ante de comenzar su partido. Fue rapido, preciso en los pases y creativo. Impuso su autoridad, con un alto control de la posesión de la pelota y con limitadas ocasiones del rival. Casillas paso inadvertido, en la que casi no tuvo que trabajar. No es fácil para un portero, acostumbrado a decidir partidos. Ha llegado a un momento en el que se le exige menos, sin acciones desesperadas, y a vivir y disfrutar.
Sergio Ramos marcó en el primer remate madridista, en un moderado arranque. Remató con la cabeza a la perfección y demostró la desgracia defensiva, que sufrió un martirio en todos los centros que cedieron sobre su área. El protagonista, esta vez, fue Kameni, volador y efectivo en sus intervenciones. El guardameta estuvo sobresaliente frente a Raúl, que se sintió frustado e impaciente ante la negativa a marcar. Apareció en el área con frecuencia y peligro.
El Espanyol no apareció en la primera parte, ya que se vino abajo en los primeros minutos, cuando Sergio Ramos inuguró el marcador. Intentó mejorar en la línea ofensiva, mantener la pelota, pero el juego no se iniciaba desde el centro del campo.
Pero la defensa no estuvo a la altura y perdonó bastantes ocasiones. El segundo llegó con bastante facilidad: pase de Guti, remate de Raúl, reacción de Kameni y culminación de Kaka. Una jugada perfectamente ejecutada. Este gol devolvió la confianza a los aficionados, ya que había recibido muchas críticas por los medios, que consideraban que no se encontraba en el nivel de su anterior equipo, el Milán.
En la segunda parte, el Espanyol quiso reaccionar, pero no hizo peligrar al meta madridista. El Madrid perdió poderio en el campo, pero los centrales no se inquietaron. Albiol y Ramos (esta vez como central, porque Garay arrastraba lesión) realizaron una labor prodigiosa. Lo que paracía que iba a ser un problema, pero se ha convertido en el menos urgente de los problemas en Liga.
Firmado: Iñigo Gómez
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